Desde casi siempre, al menos una vez al año, tengo la costumbre de subir al Risco Villuerca a reconciliarme con los todos los Seres Celestiales. Desde allí nada que no sea la distancia me impide ver el mar. En perfecta comunión con el territorio en el que han vivido muchos de mis antepasados, en una sencilla liturgia, como muégado y brindo con gloria elaborada por mi madre por todos ellos.
Estas fotos están hechas en mis dos últimas subidas al Geositio nº 1 del Geoparque.
En la Guía Histórica Ilustrada de Guadalupe podéis documentaros sobre la subida en bicicleta al Risco Villuerca. Os recomiendo que la compréis.
Corona chica y piñón grande pedirán las piernas y el corazón a la bicicleta en muchas de las rampas de esta ruta, que nos llevará desde la Puebla de Guadalupe a la abandonada base militar del Risco Villuerca. Cuando el asfalto de esta carrera estaba en buenas condiciones el Risco Villuerca fue final de etapa en varias ediciones de la Vuelta Ciclista a Extremadura.
El recorrido propuesto comienza en la Plaza de Santa María de Guadalupe donde tomaremos la calle Gregorio López para abandonar la Puebla por la EX -118 dirección Navalmoral de la Mata, aunque si se quiere hacer más dura la subida se puede comenzar desde el cruce de la carretera EX-102 con la EX-118 lo que convierte a esta ascensión en un puerto de Categoría Especial.
En cualquiera de los dos casos el desnivel hasta llegar a la Ermita del Humilladero se mantiene entre el 7% y el 8%. Aquí tomaremos la carretera que sale a mano izquierda en la que el asfalto está bastante deteriorado.
El 7º kilómetro es probablemente el más duro con rampas que llegan al 11% y no bajan del 9%. Después del collado del Pozo de la Nieve nos encontraremos con la rampa más emblemática de la ruta, La Quebrá, una recta de 450 metros con un desnivel casi continuo del 10,5%. Las últimas rampas antes de llegar a las puertas de la misma base militar rondan desniveles del 15 %.
Desde sus 1601 m. se pueden divisar gran parte de la Submeseta Sur. Si trazamos en un mapa dos líneas perpendiculares hacia el Atlántico, una hacia el oeste y otra hacia el sur, teniendo como vértice este punto, no encontraremos un punto más alto. Quizás por este motivo fuera elegido para alojar en su cima esta base militar de comunicaciones con helipuerto, el Centro Táctico nº 2. Uno de los centros de transmisiones desperdigados por España que servían para conectar las capitanías generales de los tres ejércitos con Prado del Rey, el Palacio de la Moncloa y el Palacio de la Zarzuela. Estuvo operativo veintidós años desde 1975 hasta 1997. Llegó a dar alojamiento a un centenar de militares. Los mandos pertenecían al Cuerpo de Ingenieros y la tropa estaba compuesta por soldados de reemplazo.
En los tiempos en los que se está escribiendo esta guía está totalmente abandonado y en ruinas, aunque todavía alberga varias antenas de comunicaciones. Es de esperar que tarde o temprano se le dé un nuevo uso en armonía con su privilegiada situación.
Desde el pico Villuercas se puede observar a vista de pájaro el espléndido relieve apalachense. Al sureste la sierras del Hocico, de Sancho, de la Madrastra y del Brazo y al noroeste, las sierras de Ballesteros, Acebadillas, la Otijuela, del Castillejo y del Alcornocal discurren paralelas formando entre ellas los angostos valles que conforman este auténtico paraíso natural.
Nacen en este macizo seis ríos que tienen sus manaderos a poca distancia los unos de los otros, el Santa Lucía, el Almonte, el Viejas y el Ibor fluyen paralelos hacia el noroeste vertiendo sus aguas en el Tajo; el Ruecas y el Guadalupejo lo hacen en cambio en el Guadiana. No deja de resultar curioso que teniendo un nacimiento tan cercano lleguen al mar a tantos kilómetros de distancia, los que separan Ayamonte de Lisboa.
El regreso lo realizaremos por el mismo recorrido prestando especial atención a los numerosos socavones de los tramos de la Carretera de los Militares».
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