Primera Jornada (III) y por fin a dormir…

• 17 Dic 2007
Cuando las sombras se alargaban hacia oriente nos encaminamos al mercado, el maldito mercado.

El año pasado, ingenuo de mí, olvidé que la ley de la oferta y la demanda se impone implacable ante cualquier tradición y tras dos largas horas de regateo con un cambista del mercado (se me ocurren varios adjetivos para denominarle, pero este texto es apto para todos los públicos y me autocensuro) al que logré rebajar unos míseros céntimos, pude comprobar que al perro flaco todo se le vuelven pulgas. Allí, en donde los alimentos frescos y los utensilios de primera necesidad llegan a cuentagotas, nuestro poderoso euro es devaluado ignominiosamente por unos personajes oscuros que se aprovechan de forma miserable de la penuria de un pueblo que espera paciente, a veces ante la mirada impasible de sus gobernantes, a que la comunidad internacional les devuelva lo que es suyo. Es triste tenerte que tragar tu orgullo y rendirte sin condiciones al lo dejas o tomas. Una pena, pero estas cosas y otras de la misma calaña, están rebosando el vaso de la paciencia y cada vez hay más voces, sobre todo de entre la gente joven que ha estudiado en Cuba, que tímidamente comienzan a alzarse ante tanta injusticia. A buen seguro que con el tiempo esto pondrá en un brete al Polisario, que no tendrá fuerza moral de pedir más años de sacrificio a su pueblo y será una vergüenza para la Comunidad Internacional y para el gobierno de España, si este conflicto no tiene una solución rápida y pacífica

Siempre hay algún coche que se para y te lleva

Dos horas para compar una escoba y una cocina de gas.

Este camello no lo compramos.

y Morfeo nos acogió en sus brazos y nosotros no opusimos resistencia alguna.

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