• 16 Feb 2008
Con la caída del sol, el frío oscuro de la noche lo va cambiando todo. En la transición del crepúsculo, antes de que las estrellas impongan su paz, fuimos a intentar llamar por teléfono a la familia y a entregar algunas de las cartas de la daira Argub.
En los campamento más cercanos a Rabuni ya hay cobertura para los móviles, pero Dajla es otra historia. Al ser el campamento más lejano, todo llega más tarde y en menores cantidades. Las comunicaciones posibles son vía satélite. Ni que decir tiene, que llamar es muy caro y la calidad del sonido deja mucho que desear. Si llamas desde Dajla a España el minuto cuesta 2 euros, desde España a Dajla 7 euros el minuto. Con esto se aprecia y se materializa el valor de las palabras. Un «
nos acordamos mucho de ti» puede costar cerca de 50 céntimos.
Josef posando
Salkita posando
Naku posando
Salka con la carta de Amalia de Béjar
Despúes, aún nos quedaban ganas para continuar los juegos. Pulso gitano del que escribe con Salama, el fuerte.
Exhibición de contorsionismo.
Las niñas hisparauis jugaron al elástico
Rosa en plena exhibición.
Halia, con sus muelles en los piés, no tenía rival.
(Comenzó la jornada con unos leotardos nuevos, de los de antes, con el paso de las jornadas se reconvirtieron en leggins de los de ahora)
En este momento del relato, Scherezada advirtió que el cansancio de las dunas se iba apoderando de todos y calló discretamente